A poco más de un mes del derrame de concentrado de cobre en Los Andes, División Andina confirmó implementación de un plan de acción para mejorar “sustancialmente” transporte del material y poder garantizar una operación segura. Además ratificó término en un 100% labores de limpieza en sitio del incidente ambiental. (Foto archivo)
Cambio en tramos de la conducción, nuevas protecciones en sectores cercanos al río, nuevas piscinas de emergencia y la reinstrucción del personal son algunas de las medidas contempladas en el plan de acción que está desarrollando la División Andina de Codelco, para reforzar su sistema de transporte de concentrado de cobre, tras el incidente ambiental del pasado 25 de febrero.
Con una inversión de $3.400 millones de pesos, los trabajos comenzaron al día siguiente del evento y, según su gerente general, Ricardo Palma, “mejorarán sustancialmente la seguridad de este sistema”. “Esto es prioridad número uno para nosotros”, subraya el ejecutivo.
Junto con el plan de acción que ya se está ejecutando, Codelco estudia dar una solución definitiva al transporte de concentrado que corre paralelo al río Blanco. Ricardo Palma adelanta que el proyecto de futuro de Andina –hoy en etapa de ingeniería de prefactibilidad- contempla en el mediano plazo el traslado del concentraducto, la planta de filtros y el tren fuera del valle del Aconcagua. “Esa es la solución estructural para este problema, pues las instalaciones actuales ubicadas cerca del río serán eliminadas de nuestros procesos”, sostiene el gerente general.
Respecto de la actual situación del río Aconcagua, se confirma que la condición de sus aguas es normal “desde la tarde del día del incidente”, tanto para riego como para la producción de agua potable, basándose para ello en los análisis desarrollados por la propia empresa y también en los realizados por el Servicio de Salud, la empresa ESVAL, el Centro de Medio Ambiente de la Universidad de Chile y la Universidad Católica de Valparaíso, este último por encargo de la Municipalidad de Los Andes. “No olvidemos, además, que tanto ESVAL como los regantes reabrieron sus compuertas y retomaron sus actividades a las pocas horas del derrame”, recalca.
De igual forma, ya finalizaron las labores de limpieza de la ribera del río, trabajo que será certificado por la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile. Lo mismo ocurrió con la Escuela de Río Blanco, la que fue limpiada y sanitizada al día siguiente del incidente, trabajo que fue certificado por esta institución.
Estudios de largo plazo
Para descartar eventuales impactos de largo plazo en el río Aconcagua, la empresa ha encargado al Centro de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción (EULA) un estudio sobre las actuales condiciones del agua, sedimentos y organismos acuáticos, cuyos resultados serán cotejados con los datos obtenidos por la misma institución en un estudio realizado los años 2014 y 2015. “Este trabajo comenzó a principios de marzo, se extenderá durante todo este año”, sostiene Palma.
Las causas del derrame
Para determinar las causas del incidente, la empresa formó una comisión investigadora que ha estado trabajando arduamente. En ese contexto, se confirma que el derrame bordeó los 50 metros cúbicos de concentrado de cobre y que fue causado por un “objeto de goma ajeno a la cañería, que provocó una obstrucción parcial del ducto, generando un desgaste acelerado y focalizado de la cañería, produciendo su rotura progresiva”.
Asimismo, informa que horas previas a la detección del derrame se produjeron “fluctuaciones de presión y flujo en el ducto de concentrado”, ante las cuales el personal del turno realizó inspecciones y monitoreos en terreno. “En ellas, no se advirtieron filtraciones o fallas, pero, de igual forma, de manera preventiva, cerca de las 7:00 de la mañana, tomaron la decisión de desviar el flujo de entrada al concentrado a estanques de emergencia. Finalmente, cerca de las 8 de la mañana, se detectó el derrame al río”, afirma el ejecutivo.
Respuesta transparente a la comunidad
Frente a la reacción de la empresa tras el incidente, Ricardo Palma es categórico al afirmar que “actuamos con total honestidad y transparencia desde un primer momento al informar oportunamente del incidente a autoridades, regantes, ESVAL y a la comunidad en general, a fin de tomar los resguardos necesarios”. Señala que estos días han sido “difíciles para la División y su gente” y que han hecho “los aprendizajes” que corresponde.
“El objetivo de Andina es aportar al desarrollo de Chile, pero no a cualquier precio, sino cuidando a los trabajadores y al medio ambiente y propiciando una convivencia armónica con el entorno. Haremos todos los esfuerzos necesarios para abordar las vulnerabilidades de nuestra operación y lograr la convivencia entre minería y todas las actividades del valle del Aconcagua. Sin sustentabilidad no tendremos futuro. Ese es nuestro compromiso”, concluye.
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